Amueblo y proyecto una y otra vez
las habitaciones
del palacio de la memoria,
templo presuntuoso para no olvidar
contornos de piedra
eterna
opalescentes huecos por donde entra
la luz de las cosas del pasado.
Se mantiene fuerte en su estructura,
en la medida en que recorro
incesantemente
las innumerables estancias comunicadas,
un ejercicio de memoria de rincones,
texturas, arte abstracto y escenas.
Este palacio es, también, a veces
frágil
Los recuerdos desaparecen de repente
No consigo entrelazarlos en el plano,
habitaciones cerradas y oscuras,
desaparecidas.