El lugar de los músicos está en la calle,
entre dos arquitecturas
capitalistas,
cimientos de oro
Y afuera el frío centígrado
Tocaban un aria de Bach:
notas amoratadas, gélidas,
colgando de los pentagramas
como carámbanos
Era hielo hecho música
a punto de derretirse
de tristeza
Sonaba grito ahogado
la armonía, perdida
entre automóviles
y villancicos
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