Domingo a las nueve


Me gustan las mañanas de domingo
cuando despierto al dulce
tic tac
de reloj de la mesilla:

tiempo por delante


Me gusta ver su sueño
respirando el vacío que acabo de dejar
a su lado.
Abraza el aire entre las sábanas.


Me gustan las mañanas de domingo
cuando coloco meticulosamente la habitación.
Cada cosa, su lugar.
Mi lugar es esa forma ausente sobre el colchón.
Al fin y al cabo, la condición humana no es
más que eso:

dejar vacío

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