Era de noche
y las telas buscaban los brillos de la Luna
en sus colores opacos, banderas adheridas
celebrando esculturas humanamente blandas.
Se ondulaba la falda vertida sobre los muslos.
Un suave balanceo de rodillas y piernas que
eran cabeza y plica de las notas musicales sonando
a LP antiguo dentro de tu cabeza.
Esos vestidos inolvidables,
membranas de piel superpuesta,
dejada atravesar por el aire.
Todo el tacto contenido en los hilos.
Todos los acontecimientos
-arrugas y surcos-
conformando la materia
que intenta contener este cuerpo.
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